lunes, 8 de diciembre de 2008

Hay algo más bonito que una retinto te mire a los ojos? MUUUUU

Un restaurante que tiene como principal motivo exterior el perfil de un bovino, y que dentro adorna sus paredes con una gran foto de 12 vacas de Milka mirando al respetable, es cuando menos conmovedor... snifff, me emociono con solo visualizarlo.

Al fin y al cabo, cada vez que pensamos en la transmutación de hierba en txuletón, inconscientemente hemos de reconocerlo como milagro y como obra de un ser superior. Es muy complicado el ateísmo al plantearse uno ese hecho: coges hierba, la ingiere un bovino y al poco tienes un TXULETON de 1 Kilo en tu mesa, maravilooso, MILAGRO!!!! ES A-CO-JO-NANTE.

Supongo que nunca lograrán explicarlo del todo, todos vemos esos reportajes y estudiamos bilogía y txorradas por el estilo, que si las mitocondrias, los leucocitos y adipocitos, pero cuéntame tú de dónde sacas un solomillo de un katxo de arbusto..., milagro y punto.

Bueno retomando el hilo inicial, el Restaurante Muuu, victor andrés belaunde, 8 Madrid.

Tiene a la entrada una barra amplia con las típicas mesas altas y redondas de tapeo, y al fondo el restaurante, bastante grande, y con las ya comentadas fotos de bovinos y terneras. El servicio es fundamentalmente femenino, abundante y atento, en exceso, cabría decir. Cierto es que fuimos un Miércoles y aparte de la mesa habría otro par pero además de no repetir nunca la misma estaban bastante al quite para cambiar el plato, rellenar el agua, etc... Un poco pesado al final.

En cuanto al ágape, bueno y rico. Como llamativo tenían solomillo de ternera de Kobe, 300g, 65€. No lo pedimos y nos decantamos por:

- Pimientos de Guernika
- Ensalada enorme
- 2 Steak tartare (para variar, pero me pierden)
- Tinto Azpilicueta
- Postre: Carpaccio de piña y frutas
- Cafés, etc

Total 55€ por cabeza, razonable para la peazo de cena, dado que podría haber sido una comida sin ningún problema.

Lo más destacable sin lugar a dudas el tartare, mejorando a la Recoleta ampliamente. Este estaba el solomillo picado en su punto, rojo, muy rojo y jugoso. Ningún cacho muy grande además de tierno, una delicia sinceramente. Me quedé más que impresionado por la calidad del tartare, dado que a veces te ponen la carne casi echada a perder, en fin un éxito. Por curioso me resultó el carpaccio de frutas, que no tiene nada, la piña y el mango laminado con fresas y tal, pero una presentación distinta.

Para una buena comida o cena recomendable, habrá que ver qué tal aguanta el servicio y la calidad, que como veremos en la próxima entrega, hasta los mejores tienen malos días.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Merluza a la Cazuela, y trompa al canto. Tres Mares, Madrid

Un sábado cualquiera con todo el mundo okupado quedé con la Tiri en el Tres Mares con la sana intención de darnos un buen homenaje en honor a los belgas, la certificación y los nuevos modelos de dildos que recorren la blogosfera. La Tiri andaba con gripazo y reticente hasta que sus alternativas se resumían a un chino en el Centro Comercial más GRANDE de Europa.

No sé porqué, pero el sitio me anima, el servicio bueno y cuidado como siempre. Anduvieron un poco despistados al postre sino recuerdo mal, pero el Maitre francamente, como siempre. En la contraportada tenían las especialidades del día, y entre ellas Atún Rojo o Merluza.

Anduve dubitativo (estamos hablando de un tartare o similar de atún rojo...) y me dejé recomendar y me dijo que la merluza a la cazuela estaba francamente, y ole! si estaba. Un pedazo de medallón de merluza de a palmo, en cazuela de barro, con salsa como de pimientillos rebajada pero muy suave y cremosa, con almejas y gambas flotando (abundantes), para relamerse.

Acompañamos a la merluza con almejas y cigalas, y un Terras Gaudas de Blanco. Vino rico y bueno. Me lo recomendó al decirle que lo quería dulce y seco, y cumplió las expectativas.

Al final entre eso,los postres y el botellón de pacharán que nos sirvieron nos animamos un poco. La cuenta fue abultada y de capricho, 140€, pero oye, al final acabamos como el tenazas y bastante alegres tras ingerir dos globos de patxarán.

No me esperaba más de esa noche salo volver a casa pronto, pero al final acabó con una trompa más que peculiar y menos que indecente. La Tiri al grito de "hace tiempo que no salgo" y yo, "Una copita más", acabamos llegando a los garitos míticos, V.O., y épicos "La Buena Dicha".

Cómo no, fuimos con toda la fauna local, el juez, la pareja de moda, el lumpen, rosa de españa y el MAL personificado. Al final, como reseñable, la negociación si el Tiritaxi tomaba rutas alternativas o directa a casa, pero eso no son cuestiones de Bastión.

jueves, 27 de noviembre de 2008

El reencuentro con el Steak Tartare, La Recoleta

Cualquier día puede ser un gran día. Estamos ya de lleno en el invierno y a veces nos hacemos los remolones, pero hay que armarse de valor y acudir a guarecerse en los templos del ascetismo.

Unos de estos días quedé con una joven pareja de recién casados, a cenar en la recoleta. Al parecer soy el complemento perfecto a cualquier pareja, ponga un ascético en su relación! buena conversación, buen comer y buen beber, de hecho hasta pueden adoptarme incluso. Tengo estudios, sé atarme los zapatos y puedo tirarme horas delante del ordenador sin molestar, para qué los hijos! si puedes conseguirlos ya criados, orondos y educados, todo ventajas, y nunca te dirá nada la suegra de que el niño está muy flaco.

Volviendo al origen, el tartare. Tras desencontrarme finalmente con el Beef Place, desencuentro que se ha visto confirmado tras mi visita por terceros que me han venido a decirme los mismo y que el Beef Place ya no es ni la sombra de lo que fue, vi que además de los solomillos, chorizos criollos, etc tenían el steak tartare anunciado y decidí probarlo.

No me arrepiento. Se lo pedí fuerte y sabroso y me lo sirvió correctamente. La carne bien picada, no demasiado como para no poder morderla, ni tan gruesa que supusiera un engorro al cogerla con el tenedor con un cacho malcolgando. La verdad que no dejé ná, no es que eso sea una novedad pero anduve cerca de lamer el plato, con ascetismo y moderación eso sí, con grandes lametones pero lentos y pausados. slurrrps!

Por lo demás un sitio agradable, se puede fumar, aunque nunca he estado con el restaurante muy lleno y supongo que puede cargarse rápidamente el ambiente y haber mucho ruido, dado que no es particularmente amplio y las mesas están relativamente agrupadas.

Acompañando el tartare pedimos ensalada de gulas y gambas,chorizo y morcilla criolla. Regado con un buen vino y una rondita de copitas para digerir. Al final 50€ por barba.

Otro brindis a favor del ascetismo.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Que vivan los bitxos del mar, Marisquería Rianxo

Una vez más nos juntamos el homínido, el txurri y yo, con la sana intención de darnos un homenaje tras un duro día de WAARRRGHHH y pádel.

Es curioso el fenómeno WARGGHHH, WOW y MORG. Es como el fútbol y el sexo, no paras de hablar de él ni te cansas y mola comentarlo con la txupi pandi. Aunque eso sí, no hay color con el fútbol y el sexo, esto es máximo. La gente tal vez te mire raro, pero son porque ni comprenden ni entienden y varios millones de frikis no podemos estar equivocados comentando tácticas, bitxos, zonas y formas de jugar. Además tiene toda una serie de buenas cualidades:
- Es saludable: En vez de andar en bares insalobres y por la calle, mejor en casa ien acondicionada y comiendo euilibrado
- Barato: Te ahorras en copas, cenas, metros, taxis etc, por tan solo el coste de la adsl y una peuqeña cuota mensual
- Socializa: ingleses, daneses, alemanes, letones, polacos, rusos, hasta mujeres!
- Aprendes idiomas: refiriendonos a lo anterior

En fin ya sabéis, no hay como jugar a estos juegos apra estar sano y con dinero en el bolso. Porqué me derivo tanto?, sí, para los homenajes hay que ahorrar, no cae el dinero, así que para ser un buen tripalari nivel 20 hace falta ser un buen roque lvl 70 o chosen lvl 40 :-)

En cuanto al rianxo nos dimos un buen ágape de bitxo y pica pica, ostras, almejas etc. El sitio es de los pijillos tanto por el trato como por el aspecto y también se nota en el precio de la carta, dado que sin pedir una barbaridad salimos a 75€ por cabeza. Me parece justificable para un homenaje puntual para conocerlo o bien para temas de empresa que se quiera dar una buena cena. El trato ya he dicho es muy correcto y agradable, además las filloas con crema de postre están francamente.

Lo dicho, aupa el WARGGHHH!!! y os dejo que tengo al txurri esperando.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Qué bueno puede ser un Lunes , Restaurante Cazorla

Lunes, primer día de la semana, trabajo y toda la semana por delante, pero no por ello va a resultar un mal día. Tras estar porteando, descargando y apretando tornillos todo el día, recibí una llamada de nuestro querido homínido al grito de "Vamos a cenar por ahí, tíiio!". Pese a ser una ser nocturno y claro eslabón evolutivo no es óbice para su buen criterio y ganas de darse unos buenos homenajes. Lamentablemente el Txurri no pudo acudir al nuevo templo que fuimos a descubrir.

Eso sí tuve que encargarme de la reserva y búsqueda de sitio dado que el homínido estaba a otras tareas, como ducharse y acordarse de llegar a la hora.

Al fin nos plantamos en el Restaurante Cazorla, tiene una barra que estaba con gente desgustando raciones y la zona del comedor no es muy grande, para unas 30 personas aproximadamente. Punto para fumadores, se puede en todo el restaurante.

Nos decantamos por el siguiente menú, ante los atónitos ojos de la camarera que íbamos a cenar solo los entrantes, claramente, están acostumbrados a otro tipo de clientes.

- Verbena de Ahumados
- Plato de ibéricos y queso
- Chopitos
- Entrecot
- Cabrito frito con setas y ajetes
- Vino y Cañas
- Postre
- Cafés

Las raciones buenas, a destacar el queso que estaba francamente, curado y sabroso con ese punto como picante de un buen queso curado.

En cuanto a los segundos el frito de cabrito jugoso y bien acompañado con las setas y los ajetes tiernos. En cuanto al entrecot que solicitó el homínido, fue un gran TRUÑO de carne de entecott. Personalmente dudé desde el principio que se lo acabara, pero me sorprendió al sacar fuerzas y dejar ná más que las hebras del entrecott, un gran punto y nivel para él. Estaba jugoso, tierno y salivó ampliamente a lo largo del proceso de ingesta.

Para finalizar nos tomamos unas filloas y un hojaldre de crema, momento en el cual yo estaba más que saciado y nuestro querido homínido a punto de estallar, pero ahí estuvo en la brecha y no dejó nada, ni siquiera la frasca de orujo a cuenta de la casa que nos sirvieron.

Eso sí, tras esto tratamos de ir a tomar una copa dando un amplio paseo, pero nos retiramos al ver que era totalmente imposible que nos cupiera nada más en el estómago, repleto y feliz.

Pedimos una barbaridad para dos, y podría ser fácil comida para cuatro, pero no estamos para arrepentirnos de lo hecho, ni es el objeto de estas cenas. El montante total ascendió a 110€, pero si se va con un punto un poco más prudente en los aperitivos, puede ser un restaurante de entorno a los 40€ por cabeza.

lunes, 27 de octubre de 2008

Oda a la Croqueta, La parrilla de Juan Adan, Santa Hortensia 62

"!Esto es un tiro?, !Esto es un tiro?!" Gran frase de nuestro querido y venerado Steven Seagal. Lo mismo podréis decir de cualquier ración de croquetas que os pongan una vez paladeéis la CROQUETA de la Parrila de Juan Adán. Suprema, excelsa y particularmente ENORME.

Seamos sinceros, tal vez no sea la más fina, ni la más exquisita, ni la mejor hecha, pero eso sí gorda y grande es. Hay quién dice que no importa y que lo bueno si breve dos veces bueno.... pero eso no esa no es la filosofía, o sí, de estos posts. Os remito a nuestros estatutos con respecto al txuletón. Es posible que un solomillo de vaca de Kobe sea la posha, pero eh!, y un txuletón de 1500, qué?, o acaso no nos vanagloriamos algunos de nosotros de ser tripalaris de 1000 o más? Ea pues, os recomiendo sinceramente catar la croqueta.

Ahora bien, aquí no termina toda la historia que bien podría ser. Este restaurante-bar esta en una plaza bastante tranquila cerca de Torres Blancas, tiene una buena terraza de verano para degustar raciones de chopitos, cazón, etc (cocina tradicional), con buenas cañitas, y balentines y josé bernardos si se tercia, frugales-cola también.

De todas maneras estuve el Domingo pasado y no degusté la croqueta, no porque no fuera menester, sino porque el camarero del restaurante que tienen nos recomendó otros entrantes: pulpo, almejas y una ensalada freskita con un buen rioja, a lo que acompañamos de un Arroz con Bogavante de ole!.

Este arroz nos lo sacó para cuatro y éramos cinco comensales y puedo decir para mi deshonra que no pudo ser, se nos quedó un poco de bicho y arroz al fondo. Estaba francamente y recomendable, la ración salía a 18€ por persona y lo tenían anunciado y bien grande en la puerta. No es un plato que se coma normalmente y suele ser caro, pero la ración era en extremo generosa y acabamos satisfechos.

La dolorosa ascendió a 35€ sin postres.

Lo bueno del sitio es que es frecuentable y no necesariamente para comer especialmente los meses que está la terraza puesta en Madrid, unas cañas unas tapas y una croqueta y uno va más que servido para degustar lo digestivos nocturnos.

jueves, 16 de octubre de 2008

El ascetimso en declive. Beef Place, Arturo Soria.

La crisis, la crisis! Al péo la crisis, el gran problema es la falta de ascetismo y moderación en nuestras vidas. Tol' santo día currando para acabar la jornada con un cacho de chóped y un malacatón frente a la tele.

Esto meses de silencio no se han debido a un desinterés por comentar nuestra frugal vida, sino la total carencia de frugalidad y de input. Pero al menos en las últimas semanas he vuelto al camino recto y he logrado visitar unos pequeños templos. Desconozco si será la crisis, pero veo signos preocupantes y de mediocridad en algunos de ellos.

Un claro ejemplo es el Beef Place de Arturo Soria. Descubrí este sitio con un compañero mientras masticábamos a dos karrillos, yo al menos, unas monstruosas hamburguesas Triple Whoper en el Burger King de la ya citada calle. El tamaño de las hamburguesas era debido a que la Ministra de Sanidad andaba bramando contra las malsanas costumbres de los españoles, que hemos de dejar de beber, fumar, comer hamburguesas, etc... para dedicarnos a ser unos seres esmirriaos, escuchimizados y desaboríos, que no sabemos hacer de tripalaris de vez en cuando, y disfrutar haciéndolo.

Volviendo al tema. Vimos la fachada del restaurante, nos acercamos a ver la carta y a la semana estábamos entrenado en él para darnos un buen homenaje de carne argentina, vino, copitas, etc... magnífico. De esto hará ya tres o cuatro años. Con el devenir del tiempo hemos continuado acudiendo, yo para pedirme un steak tartar o un BigBeef (aka: truño de karne), con amistades, familiares o mujeres (sí, sí hasta mujeres, pero por pura amistad y con la sana intención de comer).

Era un sitio agradable y de buena mesa con un precio en torno a los 30-35€. Variando en función de la cantidad de botellas de vino y digestivos, que podían hacer subir la cuenta notablemente.

Hace dos semanas volví por última vez, espero. Fui con familia y pedí un steak tartar fuerte y unos entrantes. Con un resultado MUY decepcionante. Eso ni era tartar ni era nada, habían cortado el solomillo de mala manera en gruesos pedazos y me lo sirvieron sin aderezar, además de que han reducido el tamaño de platos y ensaladas y la presentación de la carne ha bajado enteros.

Desconozco la razón de esta bajada, pero noté que el maitre que solía atender y otro personal habitual a lo largo de los años ya no estaba, bien puede ser debido a esto o que ha cambiado la política del restaurante y ahora no me parece recomendable ni a la altura para el desembolso que supone.

A su favor está la localización y la terraza de verano que está francamente bien. Es un chalet individual muy agradable para noches calurosas o en primavera. Si bien esto no compensa el bajón que ha sufrido el restaurante.

Por concluir, acabamos pagando 35€ por cabeza sin vino.

En próximas entradas comentaré la marisquería Rianxo y la Parrila de Juan Adán

domingo, 31 de agosto de 2008

La Plancha de esPAÑA (El Chipirón, Fuengirola)

La frugalidad está acabando conmigo, pero nadie dijo que el camino del ascetismo sería sencillo. Tengo deberes frugales, que me pesan como losas, así que voy a aligerar un poco mi carga. Empezaré por El Chipirón, espectacular restaurante, que visité en el ya tristemente lejano mes de julio.

Si tuviera que definirlo con dos palabras, usaría las siguientes: La y Plancha (con mayúsculas ambas). Cuando uno visita una localidad turística como Fuengirola, resulta relativamente sencillo encontrar restaurantes de todo pelaje, frecuentados por, mayoritariamente, guiris (tanto españoles como extranjeros). Así que, cuando uno se da de bruces con un local en el que se dan las siguientes condiciones:

1- El número de clientes aborígenes ronda el 90 % de la clientela total.
2- El número de clientes guiris extranjeros es del 0,4 %.
3- El número de personas que esperan pacientemente en la calle para entrar supera muchas veces al número de clientes dentro del restaurante.

uno siente que se haya ante un lugar especial. Encontrarlo de casualidad debe ser uno de los mayores regocijos, pero yo fui conducido al mismo por Eltrape, acción que le sirvió para conseguir un polémico Tripalari de nivel uno, que no fue bien recibido, pero que, no obstante, ha sido oficialmente concedido.

Volviendo al restaurante, estamos ante un local de raciones y se trata de pedir pescado y marisco a la plancha. Imperdonable perderse las gambas, pecaminoso obviar el pulpo, delictivo ignorar los chipirones (aunque, aviso a los tiquismiquis, los planchizan enteros, sin limpiar del todo (cojonudos, proclamo para los escépticos)), herético repudiar las cigalas, inconcebible ignorar las coquinas. Saliendo de la plancha: necesarios los boquerones, míticas las patatas bravas y fuera de lugar las gambas al pilpil (única recomendación negativa, aunque no están malas, pero son un desperdicio comparadas con su versión a la plancha).

Los postres no merecen especial mención, ya que son industriales. Pero no importa: las raciones son espectaculares (más en calidad que en tamaño). Los precios son más que razonables, saliendo una cuenta (sin cigalas) a unos veinte-veinticinco euros por barba, con la tripa frugalmente repleta.

El aspecto del local es de restaurante-bar, pequeño, con La Plancha tras la barra, chisporroteando a la vista y el oído del público. El género se muestra en unas vitrinas acristaladas, a la derecha de la puerta. El ingente número de camareros sorprende, a tenor del tamaño del local. El trasiego de raciones es continuo y el ambiente, siendo algo ruidoso, resulta fundamentalmente agradable. 

El principal inconveniente es el citado en la condición tres: en los últimos dos veranos he acudido un mínimo de cuatro veces al restaurante y en todas me ha tocado esperar, bien fuera, bien en la barra. La espera merece la pena. No suele demorarse más de veinte minutos o media hora, en la que uno puede apurar una cañas con unas coquinas, por ejemplo, en la barra. No se lo pierdan.

viernes, 29 de agosto de 2008

Salir, Beberrrr el rollo de Siempre (Horno de Asar Maribel, Segovia)

AUUUUAAA, AUUUUAAAA. Qué gran concierto de Extremoduro en Segovia. La verdad que los mejores días pasan a sí, sin querer. Un día como otro cualquiera llamé a mi querido Maximus, para ver si hacíamos en pro del ascetismo y surgió un viajecito a Segovia, acompañados por Dyc Kakahuete, y Bomba Kalórika. Gracias a una serie de contactos locales nos recomendaron un templo de ascetismo conocido como Horno de Asar Maribel, Avda. Padre Claret, 16 Tfno: 921.44.11.41. No tiene mucha pérdica, preguntar a los taxistas del acueducto y os sabrán guiar.

Pues estando en Segovia, me ahorro cómo se llega, y disfrutando de una buena cervecita en una terraza, anduvimos comentando y deleitándonos los sentidos con las mamele locales.... Que había en abundancia y para todos los gustos, tanto para los pro de las princesitas como para los pro de la cantidad. Surgieron toda una serie de comentarios al efecto, siendo el más interesante el del botón. Consiste, en lo siguiente: Si hubiera un botón en las personas que provocara que se enamoraran de ti, lo pulsarías o no? Luego obviamente derivó al tema sexual y ahí hubo unanimidad casi inmediata, de hecho tortas para dilucidar quién sería el más rápido en pulsarlo.

Tras tan hondas reflexiones y consumo de glucosa por parte de nuestro cerebro nos entró un hambre frugalítica y acudimos al Maribel, que habíamos reservado dos cuartos dado que íbamos tarde y no les quedaban más, sic!. Eso sí, no hay mal que por bien no venga y pedimos los siguientes entrantes:
- Tabla de jamón ibérico
- Ración de Morcilla
- Revuelto de la casa
- 4 Raciones de judiones con oreja

No tengo más que decir que estaba todo fetén, especialmente los judiones, la putada fue que tampoco pudimos pedirnos 4 raciones de judiones, porque al pedir el camarero nos dijo que estábamos de suerte y que podía ponernos 3 cuartos!. Obviamente nos congratulamos de ello. La situación eso sí fue tensa dado que el camarero esperaba que retiráramos parte de los entrantes, y nosotros no supimos complacerle. Retiramos 3 raciones de judiones y las sustituimos por un par de ensaladas. El camarero insistió que sería mucho, a lo que nos miramos y le dijimos que no se preocupara, que había casi 400 Kilos de toro sentados a la mesa.

Un éxito el cordero, rico, sabroso y jugoso como tiene que estar. Finalizamos y acompañamos la comida con:
- 2 botellas de Muga
- Cafés
- Ponche segoviano y tartas
- Copitas de pacharán y baylis

Las copas fueron a cuenta de la casa y la cuenta ascendió a 204€ (50€ pax) estando el cuarto a 35€. Fue una comida frugal y en ese estado la acabamos, sinceramente un homenaje recomendable para una tarde de paseo y copitas.

Por último era la semifinal de Nadal-Jokovic y la disfrutamos con los camareros en la barra y unas copitas y la felicidad fue máxima al ver la victoria de Nadal! ánimo campeón! Además esta ronda también fue a cuenta de la casa. Todo un homenaje, eso sí, no recuerdo si el acueducto sigue en su sitio.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Rocas Italianas (Frágola, Madrid)

A los pocos días del excelso "David", estábamos tan saturados que decidimos darnos una cenita ligera en una terraza. A esta cena acudimos el nuevo nivel 3 de Bastión y el inefable.

Nos habíamos propuesto ya desde hacía tiempo acudir al Rte. Frágola, sito en la c/ Corazón de María 57, muy cerquita del Tres Mares. Tienen una terraza de verano bastante molona y en el interior el restaurante es bastante grande, con una barra larga para poder tomarte una cervecita tranquilamente mientras esperas. Es un restaurante italiano más por la carta que por el atrezzo del local y el origen de los camareros. Cosa que no está mal, dado que a veces supone un plus en los precios el hecho de que te digan con buen acento "pennnne alarrrabiata, prego!". Nosotros nos sentamos en la terraza y se estaba francamente, aunque ha bajado desde la última vez que estuve, ahora las sillas cómodas, pero hace cosa de un año tenía unos butacones que eran más para echarse la siesta que para comer... en fin, pasemos al menú.

La carta sin ser muy extensa tiene de todo, y quiero destacar los Risottos. Me tomé uno de Parmesano y Ceps (aka: boletus) que estaba francamente cremoso y sabroso. El arte del Risotto no es fácil y en muchos italianos se suelen reservar de ponerlo, sirviendo únicamente pasta y pizza. Pero en este fue todo un acierto, el resto pidieron pizza y pasta que tenía buena pinta y hubo silencios prolongados mientras comíamos, que siempre es buena señal.

En cuanto a los entrantes, pues eso.... Rocas Italianas, más concretamente Rocas de Parmesano con Pedro Ximénez. Pensaba que serían tacos de parmesano, pero no... eran auténticas ROCAS. Sabrosas como buen parmesano pero o las acompañabas de vino y agua o no pasaban.

En cuanto al postre..... en fin, le recomiendo sinceramente a Bomba Kalórika que se de una vuelta y pida la "Tarta de Queso con Toffe". Para resumirla decir que sacan un pedazo razonable, pero el camarero que tiene usar ambas manos para portearla a la mesa. El sabor es como ella misma dice "tarta de queso con toffe", pero obvia el trivial detalle del pedazo de materia oscura en el centro, de tal manera que al tercer cacho sientes cómo el estómago se hunde en el suelo. Qué barbaridad! En mi ascetismo y frugalidad, dejé un cuarto porque ya no podía más, y el nivel tres dejó al menos la mitad. Acojonante, para manual de cómo poner 2000 Calorías en un cacho de tarta.

Al final el ligero ágape con cervezas, cafés, etc ascendió a 94€. Razonable considerando el menú completo. Así que si tenéis capricho de un risotto no dejéis de acercaros y pediros la bomba de toffe.

domingo, 24 de agosto de 2008

De visita en la latina (El Malandrín, La Latina, Madrid)

Qué pasatiempo más madrileño y más disoluto que ir un Domingo por la tarde a la latina. No es una zona que recorra mucho ni me la trabajo en exceso aunque en los últimos días he tenido que ir varias veces seguidas a la tienda de Caramelos Paco (C/ Toledo, 55) a por karamelos de kalimotxo, cubata, champán, etc... Si eres un forofo de los karamelos o te gusta tener en la mesa el típico bote variado para las visitas etc, lo recomiendo sinceramente, tiene de todos los tipos y sabores a precios más que razonables (+/- 10€ Kg) Yo me cogí todas las delicatessen de café que tienen (carajillo de brandy, de whisky, con leche, con toffe, sin azúcar), y creo que puedo tener para varios años encima de la mesa, mi yo frugal, como bien es sabido.

Tras esta breve y ascética reflexión vamos al turrón.

Acudí a tomar unas cañas a la latina por la tarde y decidimos ir a picotear. Nos pusimos a recorrer un poco las calejuelas y los más habituales estaban hasta las orejas y por un casual vimos "El Malandrín" que no tenía apenas gente y decidimos probar.

El sitio en cuestión es lo que yo llamo fashion. Las paredes están como acolchadas con tela (gris-azul?¿.... lo que sea ese color) y como con formas.... claramente soy poco descriptivo. La música era chill-out, de esta que es instrumental que no cantan.

De todas maneras pese a esta entrada inicial ojee la carta y me sorprendió gratamente. Tiene una docena de tipos de tostas distintas a cada cuál con un nombre más tentador que me hicieron salivar automáticamente. Además tiene ensaladas y raciones. Todas las raciones son principalmente de diseño pero las cantidades son razonables y el precio no es para nada disparatado (2,8€ la tosta, 9€ ensalada...)
Comimos para tres:
- Tosta de Brie con Naranja
- Tosta de Brie con sobreasada
- Tosta de Roquefort con Miel y Nueces
- Ensalada de Tomates con queso fresco
- Mi-Cuit con Arándanos

Esto junto con dos rondas de cervezas salió por 47€. Mi principal error fue pedir la mayor parte de las tostas dulces y acabé bastante empalagado, especialmente con la de miel. En cuanto al Mi-Cuit, será por mi ascetismo, pero no es más que paté con mermelada de arándanos, que claramente se podría haber optado por otra ración distinta.

Por concluir si estás por la latina y caes por allí puedes sentarte a picotear algo con una caña dado lo asequible de los precios. El único problema que vi fue que a la hora de atenderte son bastante lentos y no andan muy al quite a la hora de pedir la cuenta, una caña más, etc.
El Malandrín, por cierto, está en la C/ Almendro, 9.

lunes, 18 de agosto de 2008

Del mar el Mero y de la Tierra el Cordero (Asador Azofra, Burgos)

Al comienzo de mis vacaciones, huyendo de los calores madrileños, nos encontrábamos cuatro almas en mi coche dirección Norte. La charla era amena, ascética y realmente interesante, dado que habíamos logrado sintonizar "Radio WOW".

La tertulia discurría entre lo paketes que son los tanques, los Shadow Bolt de los Locks, BC, HOT's, DOT's, casts, BoW's, EPIIIIXXX, lvling y la dura vida del raider. (Commitment, señores, commitment, no hay otro misterio para el tier 4)

Así que entre tanta charla bullían nuestras neuronas y el "buff" de "well fed" de las porras estaba dejando de hacer efecto.... obviamente era momento de rebufearse.
Fue un momento intenso y digno de nuestro ser ascético.
P.A.- ¿Queréis parar a comer?
Mobs- bueno, vale, pero dónde?
P.A.- ¿Un corderito en Burgos?
.....
el resto es historia como quién dice.

Reservé mesa para 4 en el asador Azofra, sito en la calle Juan de Austria, 22 Burgos. Para los que se conocen algo la ciudad está en la zona de asadores pasada la facultad de empresariales y el parque del Parral. Cualquier taxista o local os dirigirá sin ningún problema.

El Asador dispone de barra a la entrada, caso de ser necesario esperar a la mesa, y puedes ver junto a ella el excelente horno de asar para hacer esos corderitos crujientes y sabrosos.

El restaurante está decorado con estilo clásico, mucha madera y cristales de colores, podría explayarme más pero mi ser ascético me lo impide (por resumir, agradable).

Su especialidad son los cuartos de cordero aunque dispone de una carta bastante variada. Entre otras cosas a recomendar: la ensalada de escabechados, el ciervo, chuletillas de cordero y solomillitos de cerdo. En este viaje no los probé pero están bien presentados y recomendables.

Esta vez comimos:
- Morcilla de Burgos (con 1 unidad por persona más que suficiente, son generosos) acompañada de pimientos
- Mollejas
- Dos cuartos de lechal
- Postres (crema catalana, peras al vino y tarta de queso)
- Botella de Rioja
- Cafés con rosquillas

Todo esto por 150€, a unos 38€ por cabeza con propina.

Las mollejas estaban francamente, esta vez no pedimos riñones porque, al no ser tripalaris el resto de comensales, pues no quisieron, hayba patxi!, pero también los recomiendo, los hacen a la plancha y están fantásticos con la grasita y rodo.

El Lechazo, pues lechazo del bueno y crujiente. He comido muchos y este de los que se puede disfrutar, como siempre un cuarto para dos está bien según los cánones actuales pero recomiendo acompañarlo con algo más porque sino la comida no culmina con el acetismo debido.

Los postres ricos, y las peras al vino son un toque distinto para terminar, dado que combina la fruta y caldito, tenían muy buena pinta aunque no fui yo quién las probó.

Como nota general es recomendable para irse a comer unos buenos cuartos acompañados con los entrantes. El local y el trato es muy bueno y el sitio elegante. Se puede ir perfectamente de comida de empresa o fin de semana. Se ven todas las edades y familias los fines de semana.

Como punto negativo le pongo que a los cafés no ofrecieron los txupitos de rigor bien de orujo o pacharán que suelen servirse. Actualmente es cada vez un estándar y más en Burgos, por lo que no entiendo porqué no sacaron las frascas. Tal vez haya que pedirlas pero entiendo que eso es un detalle de la casa y ha de ofrecerlas.

Así es un restaurante que no llega a los 40€ por persona con cuartos de cordero, entrantes y postres. Lo recomiendo especialmente si se quiere ir para comida de empresa o similar porque da la talla.

martes, 12 de agosto de 2008

David contra Goliat (Tres Mares, Madrid)

Tras una serie de frugales encuentros por el Norte de España, tuve que retornar a Madrid por culpa de un TRAIDOR (aka: Homínido). Este Traidor decidió quedarse con su nuevo mejor amigo y tiró por la borda una semana de introspección asturiana que sin lugar a dudas me habría permitido conocer mejor mis límite como ser falible.

Siendo así y con un futurible tripalari decidimos no cejar en nuestra santa tarea y acudimos a un gran templo de la introspección sito en Corazón de María, 77, y vulgarmente conocido como "Tres Mares". Adelantándome a los acontecimientos he de decir que los gigantes existen y que en este templo se desarrollan batallas entre titanes tal y como se describen en la épica clásica.

El futurible tripalari, un hombre afable y bonachón, trabajador y de una astucia sin par, decidió no pasar de la contraportada de la carta y pidió lo siguiente:
- Gambas Rojas plancha
- Almejas frescas
- Media docena de cigalas
y 2 Bogabantes Extra

El maitre sorprendido y satisfecho confirmó dos veces lo que pedíamos, especialmente los bogavantes, dado que son EXTRAS.

Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando viene el cocinero con una fuente y un cochinillo....NO.... un BOGAVANTE sobre ella. Tengo que admitir que la cara de estupefacción y bordeando el idiotismo que se nos puso fue muy elocuente. Nos dijeron que nos habían traído al más pequeño de los EXTRAS dado que habíamos pedido más cosas y si queríamos dos. Simultáneamente dijimos que NO, ese pedazo de bicho debía de pesar un par de kilos.

El resto de lo que pedimos estuvo más que a la altura. Gambas buenas, unas cigalas ENORMES, como de palmo y medio cada una y las almejas gordas, grandes, sabrosas y jugosas. Ya sólo con ésto estábamos más que satisfechos y lo regamos todo con un buen rueda. Antes de describiros el bogavante tomaré aliento.

Cuando nos lo traen ya partido por la mitad era una maravilla. Las pinzas del tamaño de una mano, un cuerpo jugoso y una cabeza exquisita. Total, acabamos más que satisfechos de comer marisco.

Este tipo de homenajes no es para dárselo todos los días, dado que con postre, cafés, vino etc... la cuenta subió a 130€ por persona. El desglose fue:
125€ las cigalas (2Kg en 6 cigalas)
120€ David (como es conocido ya entre nosotros)

Por toda esta comida ascética no pude más que concederle el nivel 1 de tripalari al Sr. Pep. Al cual le añado dos niveles adicionales por sobornarme sin ningún tipo de escrúpulos al invitarme a este templo del ascetismo con el fin de estar por encima de los demás miembros y poder jactarse de ello.

Así que bienvenido D.Pep, y he de añadir que Maximus espera inquieto nuestra sigueinte cita para poder darle niveles adicionales.

Por resumir, es un muy buen sitio de pescados y mariscos, donde el precio está a la par de la calidad. El servicio es muy bueno, el local agradable y el maitre siempre recomienda lo que más fresco tiene. Disponen de terraza de verano para cenar fuera. Está bastante recogida y en Agosto al menos no hay demasiado tráfico por lo que puede resultar muy agradable cenar en ella. Como detalle se puede fumar en el restaurante. Parece una tontería pero considero importante destacarlo.

No es para ir todos los meses, pero recomendable sin duda por la calidad de la materia prima.

lunes, 28 de julio de 2008

Alucinando en Fuengirola (El Gaditano)

Amigos de la frugalidad, además de los santificados lugares de la religión verdadera, en Bastión también nos vamos a encargar de los templos paganos, lugares que inspiran admiración y rechazo a partes iguales, que alimentan, además del cuerpo, la duda sobre una recomendación sincera, que producen recelo y estupefacción, indignación y simpatía, asombro y chanza...

El Gaditano podría ser lo que, injustamente, un turista en contra del turismo en masa (a favor sólo del suyo, para que nos entendamos), un pureta de la excursión personal introspectiva, un esnob de la vacación única e incomparable podría esperar de Fuengirola (atalaya, para estos personajillos, de los guiris, el españolito landista, los amantes de la playa masificada y demás estomagoagradecidos vacacionales).

Nótese el injustamente que corona la frase anterior (ya hablaré de otros lugares, templos verdaderos, que elevarán y cambiarán esta estereotipada opinión de la agradable ciudad malagueña). Pero el Gaditano es ESE lugar imposible. Situado en los bajos de un horrendo edificio vulneraleyesdecostas, ocupa todo el espacio disponible. Un mínimo de seis locales son habitados por esta unifranquicia surrealista. Entre ellos, se reparte una multitud de mesas de terraza, con manteles de papel y sillas de plástico, rodeadas por una marabunta de camareros vocingleros y cobradoras aceleradas que atienden a los estupefactos nuevos clientes o a los sonrientes reincidentes. La planta de lo que podríamos llamar el comedor recuerda a la de una catedral, por su forma de cruz y longitud imposible. Sobre las paredes, a modo de vidrieras, un conjunto de carteles ornamentan e ilustran: "El Gaditano, Pescaíto Frito, Todo a 4,70 €, Calamares, boquerones, Mero, Chanquetes, Pulpo, Sardinas, Una cámara le está grabando permanentemente...".

Una vez sentado en una de las mesas, descubres que no vas a pedir lo que quieres comer. Sólo podrás ordenar las bebidas. Después, toca esperar a que los camareros empiecen a sacar raciones, a ver si alguna se ajusta a lo que tu estómago demanda. Porque aquí reside el ¿encanto? del lugar. Los camareros salen con ocho platos del género que corresponda, digamos langostinos, por ejemplo y empiezan a recorrer las mesas, pregonando, voceando o susurrando, según el estilo del sirvemesas los ¿manjares? que trasladan. Debe ser un auténtico experimento sociológico ver a respetables padres de familia luchando por la última ración de rape o a dos mesas de abuelas del IMSERSO lanzando sus dentaduras postizas en pos de esos calamaritos que se acaban. Confieso que estas escenas no las vivimos, pero no hace falta mucha imaginación para figurarse que debe ser el pan de cada día de El Gaditano (por lo menos en las fechas estivales).

Levemente recuperados del asombro inicial, pudimos deleitarnos ante las diferentes estrategias de los camareros: en un lado del espectro el simpático y dicharachero, andaluz de pro, con un gracejo para cada ración: "todo a 4,70, más barato que en el 2x3 de Mercadona" o "la última de chipirones, de sepia, de tiburón y de piraña, que lo tengo tó", cuya voz resuena, posiblemente, hasta en Algeciras; en el extremo contrario el tímido, introvertido inspirapenas que, con un hilo de voz, susurra sus interminables raciones, encendiendo la pena y la compasión. ¿Qué método será más eficaz? Uno de mis acompañantes (camarero de noche) se declaró entusiasta admirador del simpático, convencido de que su método era infalible. Sin embargo, alguna familia de las de comunión diaria ejercía su ración semanal de caridad cristiana adquiriendo todos los platos que trasladaba nuestro apocado mozo, sin importarle la índole de la mercancía adquirida, después de que éste se paseara con éstas durante diez minutos sin que un sólo cliente advirtiese su vaporosa presencia.

Para acabar el ¿festín?, las cobradoras, casi todas de buen ver y todas equipadas mejor que un camarero del Hollywood, contaban el número de platos que yacían sobre la mesa, buscaban un hueco en el blanco del mantel, con un rotulador rojo sobre el mismo desplegaban su maestría en la tabla de multiplicar del 4,70 y te transmitían la dolorosa en apenas segundos. El cobro es instantáneo, ya que el kit de cobradoras incluye monedero de taxista y billetero de cajero de bancos (amen de cuentabilletes, sandwichera, cortauñas, rizapestañas, sacamuelas y bisturí).

Y llega el momento de la crítica. Empecemos por lo fácil: la ración de lo que sea cuesta 4,70€, así que el precio es francamente bajo (bajo=bueno). Cierto es que las raciones de merluza de pincho, de gambas a la plancha o de bogavante eran menos frecuentes que las de sardinas (muy ricas, por cierto), calamares (congelados, según los ojos expertos de otro de mis compañeros) o berenjenas rebozadas. Respecto a la ¿calidad?, qué decir... Tras meditarlo un par de minutos, todo a 4,70€, supongo. Como experiencia, eso sí, no tiene precio.

martes, 22 de julio de 2008

Luchando contra el mal... o intentándolo (La Ancha)

A la vista de los estatutos de Bastión, uno podría pensar que se halla ante un blog partidista, de los que trata de manera arbitraria y gratuita a personas de todo tipo de pelaje. Esto es, como ya escribió Primus, radicalmente cierto.

Dentro de esta arbitrariedad, cualquier observador objetivo podría pensar que catalogar a el puto inquilino como el MAL no es más que una demostración de lo supraescripto. Pudiera ser.

Pero lo que es innegable es nuestra voluntad de hacer que ese MAL se enmiende (por muy grande que sea la tarea) y sirvan estas primeras líneas para demostrarlo.

El sábado pasado Primus tuvo el buen y moderado juicio de iniciar nuestra tarea en la capital del reino y elegimos para ello uno de los santuarios con más solera del barrio de Chamartín: "Restaurante La Ancha", local que ya habíamos frecuentado y que sabíamos que supondría un éxito asegurado en nuestra senda ascética.

Invitamos a varios aspirantes a Tripalari a unirse a nuestra santa procesión y, además, ofrecimos a el puto inquilino la posibilidad de peregrinar con nosotros. El MAL rechazó nuestra oferta y prefirió quedarse en su casa, cenando un sandwich mixto con huevo frito (en su descargo, le cortó la tapa al pan de molde, para que la yema asomara o asomase, según nuestras fuentes).

Dejando atrás este penoso intento, situémonos en la Plaza de Cataluña, en el Restaurante La Ancha, el sábado por la noche. Conviene recalcar que el restaurante, durante los meses de primavera-verano tiene una terraza, que sería de lo más agradable si no colindase con la bulliciosa calle del Príncipe de Vergara. Además, con una noche donde el termométro no bajó de los treinta, recomendamos el aire acondicionado de dentro. Otra puntualización evita-errores es insistir en el nombre del templo: La Ancha (no La Antxa, La Antza, La Antcha ni similares).

El total de comensales iba a ser cinco por lo que decidimos compartir unos entrantes, degustar unas sopas frías y elegir un segundo por persona. Nuestra selección de entrantes fue buena, pero no llegó a excelsa por una omisión y por una malainterpretación. Omitimos la espectacular "tortilla española con callos", escudándonos en el calor de la noche y pedimos una ensalada Podium, guiados únicamente por el nombre.

Aprendimos así una máxima que un tripalari debe tener siempre en cuenta: "Desconfía de las bellas palabras, pues éstas pueden engañarte". No es que la ensalada estuviese mala, pero defraudó nuestras injustificadas expectativas (remolacha, palmitos, maíz, piñones y salsa rosa eran sus principales ingredientes).

Al ordenar los "pajaritos fritos" nos topamos con un clásico del restaurante que no deja a nadie indiferente: el maître, hombre de singular aspecto y de indudable teatralidad que a algunos conquista y a otros produce rechazo instantáneo. (Me confieso entre los primeros, desde una vez que le pidieron un par de solomillos, uno poco hecho y otro bien hecho, y nuestro peculiar personaje transmitió la orden a cocina de la siguiente manera: "dos solomillos, uno poco hecho, el otro estropeado"). El maître nos comentó que los pajaritos eran pajaritos, a lo que nosotros asentimos y él puso cara de decir "yo os he avisado". Los boquerones estaban francamente (ricos).

La única sopa fría que degusté fue el salmorejo y debo decir que me satisfizo grandemente. Como única crítica, el bol-sopera-plato seleccionado para servirlo tenía una hendidura en su base que dificultaba en grado sumo la consumición de la ración íntegramente (y el ascetismo (como nuestras madres y abuelas) nos enseña que no tenemos que dejar nada en el plato).

De los segundos, destacar la generosidad de las raciones de pescado (la mayoría), especialmente el "bonito a la riojana" y la "cola de merluza al horno" (donde nos quedó claro que el susodicho pez tiene dos partes: cabeza y cola). Por supuesto, reflejar (en negrita) la magnitud del celebérrimo "escalope armando", uno de los platos clásicos por antonomasia de La Ancha. El mencionado escalope no es más que un escalope, aunque su tamaño tiene la misma eslora del animal del que procede (la vaca).

Mi elección fue una deliciosa corvina a la espalda. El único defecto: la guarnición, francamente aburrida (patatas cocidas con un punto de perejil y punto). Me dejé unas cuantas...

Para los postres ya estábamos frugalmente derrotados, pero las dos elecciones también fueron satisfactorias: tocino de cielo y crema vaqueira.

La dolorosa ascendió a los 50 euros por barba (propina incluida), lo que nos pareció más que razonable, teniendo en cuenta las dos botellas de "Terras Gauda" que cayeron, así como los espirituosos que habían precedido a la ingesta y los cafesés que la concluyeron.

Un último recuerdo al espectacular "tartar de atún" plato codiciado por, al menos, el cuarenta por ciento de los asistentes.

sábado, 19 de julio de 2008

Santa Paciencia (Hervi, Huesca)

Hete aquí que nos encontrábamos en Huesca D.Eslabín (futuro tripalari) y el abajo firmante recorriendo las calles de Huesca pausadamente. Eran las 9 y media de la noche y nuestras glándulas salivales comenzaron a lanzar sus avisos al córtex cerebral. Podríamos haber caído presos de nuestros bajos instintos, pero la frugalidad y el ascetismo nos permitió dominarnos y procedimos a la búsqueda de un altar de Moderación.

Tras recorrer el Coso Alto y la Plaza del Casino nos adentramos en las callejuelas del centro y un zumbido sordo nos asaltó la cabeza. Estábamos cerca, pero una jauría hambrienta ocupaba todas las mesas libres. Así entramos en un bar cercano para iniciar el acecho. Tras unas cervezas y unos buenos combates de boxeo comentados por los habituales del bar encontramos nuestra oportunidad de aposentarnos en una de las mesas de la terraza.

El restaurante es el Herví, en la calle de la Santa Paciencia, 2 en Huesca. El servicio correcto, pero no tardamos en ganarlo. Al terminar la cena asentían con media sonrisa tras nuestro frugal ágape.

Todo discurrió de la siguiente manera. Tras sentarnos nos ofrecieron la carta y vimos que disponían de una gran cantidad de entrantes con nombres suculentos y precios atractivos (de 8 a 10 €) y unos segundos que oscilaban de los 10 €, txurrasco a los 20€ txuletón, con precios medios en cordero, txuletillas, entrecot, etc.

En un ataque de frugalidad decidimos moderarnos pidiendo tan solo 4 entrantes:
- Fuente de paté y quesos
- Cogollos de matrimonio con queso de cabra
- Piña rellena de frutos del mar
- Carpaccio de ternera con queso de cabra

De inicio el camarero asintió con nuestra elección y no nos vimos defraudados. Los platos estaban bien presentados y con buenas raciones. Como ejemplo la fuente de patés y quesos disponía de 5 variedades de paté y otras 5 de queso. Junto con la cerveza, agua y cafés la cena en la terraza del Herví ascendió a 40€ en total.

Dado que estábamos por motivos laborales no pudimos probar los segundos por lo que se queda pendiente de catarlos en próximos viajes para comprobar que estén a la altura o bien si alguien conoce los segundos agradecería comentario al respecto.

Mi valoración final es buena. Se encuentra bien situado en el centro y es un lugar agradable de precios correctos para comer o cenar. Desconozco los segundos pero no dudo que estarán a la altura viendo los entrantes.

Por último no dejéis de tomaros una copita en el Edén, cerca de la plaza del casino, copas en vaso de Sidra (si lo pides) , bien decorado con barra de piedra, futbolín, billar y dardos. Para ser un Martes había una buena cantidad de Oscenses y ahí acudimos para tomar el digestivo. Hubieran sido más sino fuera por nuestro ser ascético.

El camino del Ascetismo, la Frugalidad y la Moderacion

El mundo se inició el 12 de Julio de 2008. Se rumorea de la existencia de grandes paraísos de la frugalidad, el ascetismo y la moderación, nuestro deber de ahora en adelante será descubrirlos y darlos a conocer.

Bastión Culinario se rige por una serie de normas sobre las que prevalecen la arbitrariedad y el buen juicio de sus socios fundadores Primus Ascéticus y Máximus Moderatum.

El MAL también existe en este mundo, y es por todos sabida su encarnación: "El Puto Inquilino", por ello lucharemos contra él y trataremos de que la Introspección y Moderación prevalezcan sobre la depravación y la gula.

Estatutos:
  1. Los miembros de bastión serán conocidos como tripalaris. Habiendo 20 niveles de tripalarismo. Siendo el nivel 1 para los miembros iniciándose en la senda del ascetismo y la frugalidad y el nivel 20 para los Bastiones del Ascetismo y Socios Fundadores.
  2. Para acceder a Bastión Culinario un futuro miembro ha de ser propuesto por un miembro de nivel 10 o superior.
  3. Cualquier futuro miembro puede ser vetado a lo largo de un mes por cualquier miembro de Bastión.
  4. El futuro miembro habrá de pasar una prueba de Frugalidad y Moderación juzgada por los Socios Fundadores.
  5. Los Socios Fundadores tienen derecho de veto y arbitrio sobre las actuaciones de Bastión.

Como máximas hacia la Introspección consideramos:
1.- Amarás y disfrutarás tanto del pescado como de la carne.
2.- El tinto, el blanco y el clarete serán tus compañeros de mesa.
3.- Disfrutarás de los productos de la tierra y sus derivados.
4.- Café, copa y puro es poesía.
5.- El mejor digestivo es un buen gin-tonic o licor.
6.- Promoverás los encuentros culinarios (frugales) entre los miembros
7.- Llamarás a las cosas por su nombre: Un dedo txuletilla, dos txuleta, Tres txuletón, 4 llamarás a todos tus amigos.
8.- La gastronomía es un pilar de nuestra cultura y ha de fomentarse y promoverse.
9.- Somos neutros, no importa raza, cultura, credo, religión, orientación o sexo siempre que prevalezca la buena mesa, sensatez y diálogo.
10.- Salud y moderación!

lunes, 14 de julio de 2008

Cometieron doce errores (Arzak)

El camino a un restaurante como Arzak y a un blog como este supone una demostración de lo azaroso que, en ocasiones, se puede mostrar el destino, en caso de su más que improbable existencia.

Todo empieza en un bar de copas en Madrid, a eso de las mil, tras una ingesta copil varios puntos por encima de lo prudente. Dos hombres, ajenos a su futuro como Prim y Max, con los espíritus elevados por la sacrosanta melopea, sellan una estúpida apuesta que los conducirá a través de una senda de calamitosos errores hasta el ilustre restaurante donostiarra. Los términos de la apuesta son irrelevantes, sólo citar que una fémina de buen ver era sujeto (pasivo) de la misma y que el perdedor tendría por lo menos el consuelo de compartir el condumio, así como el doloroso deber de asumir la cuenta del mismo (ciertamente dolorosa, conste). La apuesta supone el primer error.

El segundo error ocurre a los pocos días, también en la capital del reino, cuando Prim confiesa su derrota a Max, de manera noble pero innecesaria. El destino empieza a forjarse, aunque hay que esperar unos meses, hasta otra curda del quince para encontrar el siguiente error: Max, balbuceando a duras penas, consigue recordar a Prim los términos de la apuesta. Ambos pergeñan un dudoso plan perfecto, escondido en lo que, a partir de entonces, denominarán fin de semana gastronómico. El error consiguiente es casi inmediato: airear todo el asunto en presencia de varios cientos de envidiosos testigos. Ya no hay vuelta atrás.

Trasladamos nuestra lista de calamidades unos kilómetros al norte, en concreto a la bella Burgos, el viernes pasado, a la hora del aperitivo. El fin de semana gastronómico ha empezado y Max y Prim han optado por la senda del ascetismo, la prudencia y la moderación: con fruición devoran tigres, cojonudos (pincho de huevo de codorniz con pimiento y chorizo picante), surtido de vinagres y patatas bravas en diversos locales de la zona de tapas de la ciudad catedraliza, de los que sólo citaré "el Morito", por su amable trato, por su generoso kalimotxo, por su agradable disposición y porque es el único que recuerdo. Englobaremos todo el asunto sucintamente en el quinto error.

El sexto error merece una entrada por si mismo y la tendrá en el futuro. No desvelaré los entresijos (ni las mollejas, ni los riñones) de la misma. Únicamente citar que se perpetró en el Restaurante Casa Azofra. Y que casi no sobrevivimos a la disgestión...

La siguiente media docena de fatalidades acontece en Donosti, a partir de las 21:00, hora local. El séptimo es el más humano de todos los fallos, a ver quién se persona en San Sebastián y no se va de pintxos, pregunto. Es cierto que podríamos haber moderado el número, pero eso es otra discusión: no valoro la magnitud del error, me limito a constatar su existencia.

El octavo y el noveno suponen una violación del acuerdo sobre el fin de semana gastronómico. Inicialmente, el plan era tomar un par de copitas y retirarse prudentemente a casa. La primera parte se consiguió sin problemas: el par de copitas se consumieron prudentemente. El problema es que esas copas llevaron a las siguientes y aquellas a las de más allá. El resultado fue una escasamente moderada noche de copas por el Viena, el Warhol (hago notar el impresionante canalillo de una de las camareras, rodeado por la masa de su espectacular busto, todo a la vista del cliente) y el Victoria (creo, aquí empecé a mezclar los gintonics con los jotabeses y la memoria se complica). A eso de las cinco, con cierta preocupación y notable acidez llegamos a la casa de Prim, donde nos espera el noveno error, en forma de exquisitas y deliciosas judias pintas... Gran cocinera la madre de Prim.

Al mediodía siguiente, nos encontramos en un confortable taxi, dirigiéndonos en penosas condiciones a nuestro destino: Arzak nos espera y no hemos tomado antiácido (décimo error). Lo primero que nos llama la atención al llegar es la convención de moteros que hay en su puerta. Superada ésta nos encontramos en una reducida antesala con una pequeña barra al fondo y sobrepoblada de sillones a la derecha. A la izquierda está la entrada al restaurante propiamente dicho. El salón nos sorprende por su tamaño. Es mucho más pequeño de lo que imaginábamos. Es un lugar agradable, donde predomina el gris oscuro y el metalizado. Algunas zonas de las paredes están pintadas en tonos pastel y decoradas con adornosos abstractos. Las camareras visten en gris y negro y rápidamente nos guían y acogen como si fuésemos niños pequeños en el primer día de colegio (lo que agradecemos sinceramente porque es exactamente como nos sentimos).

Nos ofrecen la carta, a la que apenas echamos un vistazo (y van once), ya que tenemos la elección hecha de antemano: el menú de degustación (no se lo pierdan). Nos toman nota, dándonos a elegir un plato de carne (taco de vacuno para Max y cordero para Prim) y otro de pescado (merluza en arcilla blanca y bonito parterre respectivamente) y apareciendo un nuevo personaje que acabará siendo ilustre: el sumiller (acreditado por su broche en forma de racimo de uvas de mithril), que nos ayudará con la elección de los jugos (la carta de vinos recuerda, por su grosor, a las páginas amarillas).
A partir de aquí, salvo el último incidente que narraré en breve, todo es felicidad y alegría. Empezamos con la sorpresa que me tiene guardada Prim: sus contactos en Guipúzcua nos permiten visitar la cocina del templo, escoltados por la amabilísima Elena Arzak, que nos hace un rápido tour por la mítica cocina, donde se afanan no menos de treinta cocineros enfrascados en las más diversas y peculiares funciones. Vemos la mesa de la cocina, que también se puede reservar para comer, a la vera de los enormes fogones. Uno se siente como un privilegiado intruso, como si un simple vistazo pudiera desvelar el secreto de la magia culinaria. Pero es sólo una impresión pasajera. En cuanto empieza el ágape uno se da cuenta que podría pasar un año en la mencionada cocina y el secreto seguiría siendo insondable.

De los entrantes destaco el "Congelado de humo con jugo de frutas", un chupito frío (por aproximar a algo la descripción, diré tipo gazpacho) con una nube de vaya usté a saber qué dimonios que estaba estupendo. Rápidamente vamos a descubrir la doble función de las camareras, como portadoras de los manjares y maestras pacientes que, con dulces palabras, nos van diciendo lo que comemos y cómo hay que hacerlo.

El primer plato es uno de los más alabados: "Higos con aceite de foie". Además se despeja una de las dudas iniciales: ¿Nos quedaremos con hambre? La respuesta es no. Quedan otros siete platos del mismo calibre y la ración es suficientemente generosa para probarlo primero, saborearlo después, disfrutarlo en el siguiente bocado e, incluso, atreverse a experimentar en los dos últimos. Max y Prim levantan sus ojos brillantes y emocionados: han olvidado sus errores, sólo queda el disfrute (ascético, por supuesto).

El "Cristal de tocino y soplo de fresa" es el primero que deleita visualmente, hasta el punto de hacernos dudar sobre si ingerirlo o pedir que nos lo enmarquen en un taper para llevarlo a nuestras casas. Al final lo deglutimos y pensamos que fue una decisión difícil, pero correcta. Con la sucesión de platos nos fuimos relajando. Observamos una escalera de caracol que conducía a otro salón del que desconocemos el tamaño, caemos en la cuenta de que lo que habíamos identificado en las paredes como adornos abstractos no son sino los moldes de los cubiertos que estamos utilizando y saboreamos el vino blanco seco que el sumiller nos ha elegido. Todo es felicidad.

En un plato hondo ovalado, bajo una oblea traslúcida encontramos algo que sabemos reconocer: un huevo entre escalfado y frito, que descansa en una salsa amarillenta. Pero al saborearlo, nuestra sorpresa es mayúscula. Tras consultar el diccionario de sinónimos sólo se me ocurren tres palabras a su altura: rico de cojones. Se trata del célebre "Del huevo a la gallina".

Hemos dejado atrás seis platos. Se acerca el de pescado y, junto a él, el último y más grave error. Mi copa está vacía desde hace un par de minutos. Anteriormente siempre me la ha rellenado algún solícito miembro de la plantilla de camareras/sumilleres, pero el caso es que llevo un rato sin remojar el gaznate y me entran ganas de hacerlo. La indulgencia de nuestras profesoras camareras y la magnificencia del festín me han llevado a un estado de comunión con el universo que me proporciona paz y osadia. Casualmente, tomo la botella de vino y procedo a servírmelo. De repente, el sumiller aparece de entre las sombras y, con un rapidísimo movimiento combinado, me hace un piquete de ojos, coge mi brazo, lo retuerce como si fuese una balleta impregnada de agua, me obliga a soltar la botella y acaba de servirme el vino con una terrible expresión en su rostro, que me deja bien claro que no debo volver a hacerlo. Con un gesto mucho más amable, casi disculpándose, observa la botella y le susurra que no se preocupe, que no pasa nada, que todo está bien y que no volverá a ser mancillada por manos mortales. Después, con el mayor de los cuidados, la deposita en su cubitera y me vuelve a fulminar con la mirada.

Afortunadamente, la "merluza en arcilla blanca", el "taco de vacuno con resina, molleja y vino de bota" y, fuera de programa, el "foie en cualquiera sabe el qué" me van a devolver la paz espirtual que merece la comida. El propio Arzak (ya Juan Mari para todos los que estamos allí) se pasea por las mesas y nos pregunta qué tal va todo.

Sólo faltan los postres: mousse de espinaca dulce o espuma de albahaca son alguno de los acompañamientos que no menciona la carta. El dulce lunático (creo) nos inspira un decimotercer error: las instrucciones son claras, no debemos pincharlo. Sólo morderlo. La explosión que se produce en nuestras bocas nos sugiere una pequeña broma, pero finalmente desistimos, no sea que el maestro repostero tenga peores humos que el sumiller.