jueves, 16 de octubre de 2008

El ascetimso en declive. Beef Place, Arturo Soria.

La crisis, la crisis! Al péo la crisis, el gran problema es la falta de ascetismo y moderación en nuestras vidas. Tol' santo día currando para acabar la jornada con un cacho de chóped y un malacatón frente a la tele.

Esto meses de silencio no se han debido a un desinterés por comentar nuestra frugal vida, sino la total carencia de frugalidad y de input. Pero al menos en las últimas semanas he vuelto al camino recto y he logrado visitar unos pequeños templos. Desconozco si será la crisis, pero veo signos preocupantes y de mediocridad en algunos de ellos.

Un claro ejemplo es el Beef Place de Arturo Soria. Descubrí este sitio con un compañero mientras masticábamos a dos karrillos, yo al menos, unas monstruosas hamburguesas Triple Whoper en el Burger King de la ya citada calle. El tamaño de las hamburguesas era debido a que la Ministra de Sanidad andaba bramando contra las malsanas costumbres de los españoles, que hemos de dejar de beber, fumar, comer hamburguesas, etc... para dedicarnos a ser unos seres esmirriaos, escuchimizados y desaboríos, que no sabemos hacer de tripalaris de vez en cuando, y disfrutar haciéndolo.

Volviendo al tema. Vimos la fachada del restaurante, nos acercamos a ver la carta y a la semana estábamos entrenado en él para darnos un buen homenaje de carne argentina, vino, copitas, etc... magnífico. De esto hará ya tres o cuatro años. Con el devenir del tiempo hemos continuado acudiendo, yo para pedirme un steak tartar o un BigBeef (aka: truño de karne), con amistades, familiares o mujeres (sí, sí hasta mujeres, pero por pura amistad y con la sana intención de comer).

Era un sitio agradable y de buena mesa con un precio en torno a los 30-35€. Variando en función de la cantidad de botellas de vino y digestivos, que podían hacer subir la cuenta notablemente.

Hace dos semanas volví por última vez, espero. Fui con familia y pedí un steak tartar fuerte y unos entrantes. Con un resultado MUY decepcionante. Eso ni era tartar ni era nada, habían cortado el solomillo de mala manera en gruesos pedazos y me lo sirvieron sin aderezar, además de que han reducido el tamaño de platos y ensaladas y la presentación de la carne ha bajado enteros.

Desconozco la razón de esta bajada, pero noté que el maitre que solía atender y otro personal habitual a lo largo de los años ya no estaba, bien puede ser debido a esto o que ha cambiado la política del restaurante y ahora no me parece recomendable ni a la altura para el desembolso que supone.

A su favor está la localización y la terraza de verano que está francamente bien. Es un chalet individual muy agradable para noches calurosas o en primavera. Si bien esto no compensa el bajón que ha sufrido el restaurante.

Por concluir, acabamos pagando 35€ por cabeza sin vino.

En próximas entradas comentaré la marisquería Rianxo y la Parrila de Juan Adán

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