sábado, 1 de noviembre de 2008

Qué bueno puede ser un Lunes , Restaurante Cazorla

Lunes, primer día de la semana, trabajo y toda la semana por delante, pero no por ello va a resultar un mal día. Tras estar porteando, descargando y apretando tornillos todo el día, recibí una llamada de nuestro querido homínido al grito de "Vamos a cenar por ahí, tíiio!". Pese a ser una ser nocturno y claro eslabón evolutivo no es óbice para su buen criterio y ganas de darse unos buenos homenajes. Lamentablemente el Txurri no pudo acudir al nuevo templo que fuimos a descubrir.

Eso sí tuve que encargarme de la reserva y búsqueda de sitio dado que el homínido estaba a otras tareas, como ducharse y acordarse de llegar a la hora.

Al fin nos plantamos en el Restaurante Cazorla, tiene una barra que estaba con gente desgustando raciones y la zona del comedor no es muy grande, para unas 30 personas aproximadamente. Punto para fumadores, se puede en todo el restaurante.

Nos decantamos por el siguiente menú, ante los atónitos ojos de la camarera que íbamos a cenar solo los entrantes, claramente, están acostumbrados a otro tipo de clientes.

- Verbena de Ahumados
- Plato de ibéricos y queso
- Chopitos
- Entrecot
- Cabrito frito con setas y ajetes
- Vino y Cañas
- Postre
- Cafés

Las raciones buenas, a destacar el queso que estaba francamente, curado y sabroso con ese punto como picante de un buen queso curado.

En cuanto a los segundos el frito de cabrito jugoso y bien acompañado con las setas y los ajetes tiernos. En cuanto al entrecot que solicitó el homínido, fue un gran TRUÑO de carne de entecott. Personalmente dudé desde el principio que se lo acabara, pero me sorprendió al sacar fuerzas y dejar ná más que las hebras del entrecott, un gran punto y nivel para él. Estaba jugoso, tierno y salivó ampliamente a lo largo del proceso de ingesta.

Para finalizar nos tomamos unas filloas y un hojaldre de crema, momento en el cual yo estaba más que saciado y nuestro querido homínido a punto de estallar, pero ahí estuvo en la brecha y no dejó nada, ni siquiera la frasca de orujo a cuenta de la casa que nos sirvieron.

Eso sí, tras esto tratamos de ir a tomar una copa dando un amplio paseo, pero nos retiramos al ver que era totalmente imposible que nos cupiera nada más en el estómago, repleto y feliz.

Pedimos una barbaridad para dos, y podría ser fácil comida para cuatro, pero no estamos para arrepentirnos de lo hecho, ni es el objeto de estas cenas. El montante total ascendió a 110€, pero si se va con un punto un poco más prudente en los aperitivos, puede ser un restaurante de entorno a los 40€ por cabeza.

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